POR FAVOR
HERMANO, AMIGO, SI, USTED QUE HOY LEE ESTA REFLEXIÓN: HAGAMOS CASO A LAS
ADVERTENCIAS DIVINAS, A LA SEÑALES DIVINAS DE! PELIGRO!
EL PORQUÉ
DEL AMARILLO.
Por Carlos
Rey.
Cuenta Jorge
Luis Borges que cuando era chico, sus padres lo llevaban al zoológico y se
pasaba horas observando los leopardos, los jaguares y los tigres. Era tan
grande su fascinación que él se quedaba mirándolos hasta la hora de cerrar.
Pasados los
años, se queda casi ciego, y el único color que distingue es el amarillo. El
primer color que recuerda haber visto es el amarillo, que es el del pelaje del
tigre, y ahora será también el último que vea. En Nueva York —dice Borges—, los
taxis amarillos están pintados de amarillo
porque es el color que mejor se distingue. En Canadá se ha constatado mediante
experimentos que bajo ciertas condiciones en que no se ven los autos rojos,
todavía se distinguen los amarillos. Y a eso se debe que en Buenos Aires los
techos de todos los taxis sean
amarillos.1
Esas
reflexiones del renombrado poeta argentino debieran hacernos reflexionar a
nosotros. Si les sumamos a ellas el hecho de que los colores que no distinguen
bien los daltonianos son el verde y el rojo, mientras que el amarillo sí lo
distinguen con claridad, ¿por qué será que el amarillo es el color de la señal
de advertencia de peligro en vez de la señal de echar a andar o de detenerse?
¿No sería más lógico que en los semáforos en todo el mundo el color más
visible, el amarillo, indicara «¡Alto! ¡Deténgase!» en vez del rojo? ¿Acaso no
es más importante la función de detenerse que una advertencia?
Tal vez la
respuesta a esa incógnita sea que cuando se acatan las advertencias, se salva
la vida. Las advertencias nos dan tiempo para reaccionar, para ponernos a salvo
sin tener que frenar en seco. Sin duda, a eso se debe que la Biblia, el manual
de conducción del ser humano, esté llena de advertencias para cada uno de
nosotros. Hay advertencias contra el engaño, 2.contra la insensatez y el
rechazo a la sabiduría,3. Contra el adulterio,4. Contra la idolatría,5. Contra
la opresión del pobre, 6.contra la incredulidad;7. y hay advertencias de que no
se rechace a Dios sino que se le preste atención a su voz.8 .«Es necesario que
prestemos más atención a lo que hemos oído —nos advierte el escritor a los
hebreos—.... Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón como sucedió
en la rebelión.... Porque si... toda transgresión y desobediencia recibió su
justo castigo, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan
grande?»9.
En vez de
ser insensatos y rechazar la sabiduría, seamos sabios y acatemos esas
advertencias divinas. Dios quiere que vayamos al cielo, color verde, y no al
infierno, color rojo. Por eso nos ha dado tantas advertencias claras, color
amarillo. Hagámosle caso. Así viviremos tranquilos, sosegados y sin temor del
mal, como nos lo ha prometido.10.
1 Esteban Peicovich, Borges, el
palabrista (Madrid: Editorial Letra Viva, 1980), pp. 26-27.
2 Pr
1:17-19
3 Pr 1:24‑33;
6:1‑19
4 Pr 5:1‑23;
6:20—7:27
5 Stg 5:1‑6
6 Dt 13:3‑4
7 Heb 3:7‑11
8 Heb 2:1‑3;
12:14ss.
9 Heb 2:1‑3; 3:7-8
10 Pr 1:33