domingo, 14 de septiembre de 2014

¿ ES USTED HUMILDE O SOBERBIO?.

“La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra” (Proverbios 29:23).
¿Ha enseñado a alguien a manejar? ¿Qué es la primera cosa que les enseña? Si usted es como lo fue el pastor Rogers, antes de enseñar a sus hijos lo que es encendido, el acelerador o las señales direccionales, les enseña dónde está el freno.
Ahora, suponga que su alumno dice: “¡Yo no quiero saber del freno! ¡Quiero saber del acelerador!” Usted seguramente responderá:“Olvídate del acelerador. Antes de que puedas ir, debes saber cómo frenar.”
Ponga esto en el plano espiritual. Si le pidiésemos que se someta a Dios, y contesta: “No estoy interesado en la sumisión. ¡Lo que quiero es la victoria!”
Amigo (a), Dios no va a derramar su poder en usted, hasta cuando Él no vea en usted un espíritu de sumisión.
Si usted está físicamente apto, arrodíllese y dóblese en reverencia a Dios. Permita que esta posición de humildad transforme su espíritu en una total entrega y sumisión al Todopoderoso Dios.

viernes, 12 de septiembre de 2014

¿ QUIÉN ES MÁS CULPABLE?, EL QUE CONSUME EL LICOR O LA SUSTANCIA O QUIEN LA VENDE?.

NO SABEMOS QUIÉN TUVO LA CULPA CUÁL MANO LO HIZO, PERO SI SABEMOS CUÁL MANO PUEDE LIMPIARNOS.
¿CUÁL MANO TUVO LA CULPA?.
¿ QUIÉN ES MÁS CULPABLE?, EL QUE CONSUME EL LICOR O LA SUSTANCIA O QUIEN LA VENDE?.
Por el Hermano Pablo.

Fueron dos manos juntas, dos manos de la misma sangre, unidas firmemente. Pero no eran manos unidas en oración. Esas dos manos empuñaban juntas un revólver. Y juntas dispararon el arma.

El problema del jurado era decidir qué dedo, de cuál mano, fue el que apretó el gatillo. Porque ambos hermanos, Jesse Hogan y su hermana Jean, habían matado a la enfermera Ana Urdiales. El jurado decidió, por fin, que fue el dedo de Jesse el que apretó el gatillo. Así que condenaron a Jesse a muerte.

He aquí un caso dramático. Dos personas, hermano y hermana, empuñan un arma y con ella matan a una enfermera. Ambas manos sostienen el revólver, pero es un solo dedo el que hace el movimiento fatal. A una mano, la que no apretó el gatillo, le corresponde un castigo menor; a la otra, la pena de muerte.

¡Cuántas veces son dos manos las que cometen el delito, pero una sola recibe el castigo! ¡Cuántas veces el mal que se comete es resultado de otros elementos que han contribuido al mal, pero sólo una persona es castigada!

Una persona bajo la influencia del alcohol comete un asesinato, y sólo ella lleva la culpa. Pero ¿qué del fabricante de licores? ¿Qué del que anuncia con llamativa propaganda su veneno? ¿Qué del que vende el licor? Es más, ¿qué de las leyes que autorizan tales ventas? ¿No tienen todos ellos, también, la culpa de ese homicidio?

Una muchacha se escapa de su casa y se hace miembro de una pandilla callejera. Allí prueba drogas. Para tener con qué comprar las drogas, se vuelve prostituta. A causa de la prostitución, contrae SIDA. Así infecta a decenas de hombres que a su vez infectan a sus esposas. Y las que están embarazadas le transmiten el SIDA al hijo que está por nacer.

¿Quién es culpable? ¿La joven infectada? Claro que sí, pero junto con ella tienen la culpa, también, los padres, si no le dieron un hogar amoroso, las pandillas callejeras, los narcotraficantes y los hombres lujuriosos que compraron por una ínfima cantidad de dinero el cuerpo y el alma de aquella mujer.

Nadie peca solo. Todo lo que hacemos tiene repercusiones enormes. El pecado de Adán ha manchado la vida de toda la humanidad de todo tiempo y de todo lugar. Nadie peca solo.


Sólo Dios puede hacernos cambiar nuestra conducta. Lo hace cuando cambia nuestra vida. A esto Cristo lo llama «nacer de nuevo». Busquemos el perdón de Dios. Cuando Él limpia nuestro corazón, la semilla que sembramos produce vidas sanas y puras.

sábado, 16 de agosto de 2014

OTRO BORRACHO MÁS EN LA VÍA: NO APRENDEMOS LA LECCIÓN.

LA PRIMERA Y ÚLTIMA CITA
por el Hermano Pablo

Cumplía dieciséis años. La edad florida. La edad de vestirse de largo y usar tacones altos. La edad de la primera cita y del primer baile sin la vigilancia de la mamá. La edad de salir a divertirse con el primer novio. ¡Con razón Lilia Barajas, de Caracas, Venezuela, comenzó feliz la noche! Era la noche de los dieciséis años recién cumplidos.
—Tengo una cita con la felicidad —le dijo a su madre, Lupe Barajas.
Y la madre respondió:
—Ten cuidado.
A sólo dos cuadras de su casa, al cruzar una esquina con su amigo, la atropelló un auto manejado por un borracho. Esa misma noche Lilia murió en el hospital a causa de heridas masivas en el cráneo. Durante su cita con la felicidad se interpuso una cita con un conductor intoxicado.
La crónica policial de los diarios nos trae la misma información de continuo: un conductor borracho atropella a un transeúnte, a quien mata o hiere de gravedad. ¿Y qué del conductor? Casi siempre huye. Escapa a toda carrera por donde puede. Y siempre deja desamparada a la víctima de su vicio. El tal macho bebe hasta embriagarse, pero no es lo bastante hombre como para encarar las consecuencias de sus acciones.
Por eso lo hemos dicho mil veces y lo seguiremos repitiendo: el alcohol es el enemigo del hombre. El alcohol es bueno cuando se aplica externamente —por ejemplo, para desinfectar heridas y masajear músculos doloridos—, pero es muy dañino cuando se aplica internamente, bebiéndolo a destajo.
Ya lo advierte la Biblia: «No te fijes en lo rojo que es el vino, ni en cómo brilla en la copa, ni en la suavidad con que se desliza; porque acaba mordiendo como serpiente y envenenando como víbora. Tus ojos verán alucinaciones, y tu mente imaginará estupideces» (Proverbios 23:31‑33).
El alcohol, la droga y el juego son vicios que dominan a su víctima. Anulan la libertad, nublan la conciencia, entorpecen la inteligencia y rebajan el discernimiento moral. El alcohólico, el drogadicto y el jugador pueden llegar al extremo de matar a sus propios hijos cuando es amenazado el imperio de su vicio.
Por su propio bien y el de todos los suyos, el esclavo del vicio necesita acudir a Jesucristo. Sólo Cristo puede librarlo de esos destructivos dueños del alma. Sólo Cristo da el poder para vencer cualquier vicio. Sólo Cristo da la fuerza para llevar una vida libre. Sólo Cristo da vida nueva. Lo único que el alcohólico y el adicto tienen que hacer es rendirle su corazón y su voluntad a Cristo. Basta con que le digan, en un acto de entrega total: «Señor, soy tuyo. Recíbeme hoy.»

jueves, 27 de marzo de 2014

ES MEJOR EL PERDÓN QUE UNA AMARGURA PARA TODA LA VIDA: PERO ES MEJOR AUN CONDUCIR Y NO EMBRIAGARSE

Hay algo en el fondo de cada uno de nosotros que anhela reconciliarse con aquellos que nos han ofendido. No fuimos diseñados para la amargura. Debemos recordar que el perdón es esencial para los que ofenden.
Un fin de semana de Octubre de 1982, Kevin Tunnell, un joven de 17 años, estuvo involucrado en un accidente de transito. Tomó una decisión bastante torpe. Decidió conducir y tomar al mismo tiempo. Chocó con otro auto matando al conductor; una jovencita de 18 años.
Kevin fue condenado por homicidio involuntario y por conducir bajo el estado de ebriedad. Pagó su sentencia en prisión. Inclusive, cuando salió de la cárcel, invirtió siete años haciendo campaña en contra de los conductores embriagados. Kevin estaba completamente arrepentido por la decisión tonta que había tomado.
La familia de la muchacha lo demandó por 1.5 millones de dólares, pero se conformaron con $936 dólares y que pagara un dólar a la vez, cada viernes por los próximos 18 años.  El dinero no era el caso. La familia quería que fuera un recordatorio semanal para Kevin del día en que murió su hija.
En cuatro ocasiones los padres de la muchacha llevaron a Kevin a corte porque no pagaba ese dólar—y no es que Kevin no quería pagarles. Era ese maldito recordatorio semanal de la muerte de la muchacha lo que lo atormenta. Kevin les ofreció una caja con 936 cheques de un dólar, para que los cambiaran cada semana. Pero los padres se negaron. No era el dinero lo que los padres querían, lo que ellos querían era que Kevin sintiera excesiva tristeza. De hecho, Kevin pasó 30 días en la cárcel por no pagar ese dólar un viernes.
Ahora bien, ninguno de nosotros cuestionaría el coraje y la rabia de los padres por haber perdido a su hija. Pero la pregunta que nos debemos plantear es la siguiente: ¿Qué tanto es suficiente? ¿Serán suficientes 936 pagos de un dólar? ¿Cuando el último pago llegue, les traerá paz a los padres? Lo dudo. Lo dudo porque el perdón no solamente es esencial para los que ofenden sino también para los ofendidos.
Cuando no queremos perdonar envenenamos nuestro corazón y nuestra mente con la amargura. La amargura y el resentimiento son dañinos para la salud. Es la contaminación del alma lo que amargará su vida. Y además, lo deformará, y peor aún, lo destruirá, pero en ambos casos lo dejará inmóvil.
La amargura de nuestro orgullo es lo que nos impide perdonar a los demás. Pensamos que haber recibido ese trato fue demasiado humillante. El orgullo promueve un espíritu vengativo. El orgullo dice, "Nunca te perdonaré lo que me hiciste".
Paul Boese, Botanista Holandés dijo, "El perdón no cambia el pasado, pero sí engrandece el futuro".
De manera que si quiere engrandecer su futuro; ser libre y hacer libre a aquellas personas que lo han ofendido de una vez por todas. Recuerde que perdonar no es una opción, es esencial. Debemos estar dispuestos a seguir perdonando todas las injusticias.

jueves, 20 de febrero de 2014

EL CAMIÓN DE LA BASURA: LO IMPORTANTE ES TÚ ACTITUD.

Reflexiones - El Camión de Basura
Reflexiones-> La Ley del Camión de Basura
Me subí a un taxi rumbo a la Estación Central del Ferrocarril y cuando íbamos por el carril de la derecha, por poco nos estrellamos con un carro que así de repente y de la nada salió como bólido de donde estaba estacionado.
El conductor del taxi en que iba alcanzó a frenar a todo lo que daba, el taxi se derrapó y por un pelo de rana casi le pegamos al auto que quedó frente a nosotros.
Después de esto, el conductor del OTRO auto, el tipo que casi causó el accidente, asomando la cabeza por la ventanilla comenzó a gritarnos una cantidad horrible de insultos y majaderías.
Todavía recuperándome del susto, lo que acabó de sacarme de mis casillas fue la actitud del chofer de mi taxi, quien en forma extremadamente amistosa y cortés le sonreía y saludaba con la mano al conductor del otro auto.
Yo estaba furioso y confundido, pero no me quedé con las ganas y le pregunté al chofer de mi taxi que por qué se ponía a sonreír y saludar al tipo que casi nos hizo chocar, arruinar su taxi y posiblemente hasta enviarnos al hospital.
Entonces, el taxista con voz pausada me contó lo que ahora yo llamo "La Ley del Camión de Basura".
Mire, me dijo: ¿Ve aquel camión de basura? Sí, le dije, ¿y eso qué tiene que ver?
-Pues, así como esos camiones de basura existen, hay muchas personas que van por la vida llenos de basura, frustración, rabia, y decepción.
Tan pronto como la basura se les va acumulando necesitan encontrar un lugar donde vaciarla, y si usted los deja seguramente le vaciarían su basura, sus frustraciones, sus rabias y sus decepciones. Por eso cuando alguien quiere vaciar su basura en mí, no me lo tomo personal; sino tan sólo sonrío, saludo, le deseo todo el bien del mundo y sigo mi camino. Hágalo usted también y le agradará el haberlo hecho, se lo garantizo.
A partir de ese día comencé a pensar qué tan a menudo permito que estos Camiones de Basura me atropellen; y me pregunto a mí mismo cuán a menudo recojo esa basura y la esparzo a otra gente en casa, en el trabajo o en la calle.
Así que me prometí que ya jamás lo iba a permitir. Comencé a ver camiones de basura y así como el niño de la película "El Sexto Sentido" decía que veía a los muertos, bueno ahora así yo veo a los Camiones de Basura. Veo la carga que traen, los veo que me quieren echar encima su basura, sus frustraciones, sus rabias y sus decepciones y tal y como el taxista me lo recomendó, no me lo tomo personal, tan sólo sonrío, saludo, les deseo lo mejor y sigo adelante.
Los buenos líderes saben que tienen que estar listos para su próxima reunión. Los buenos padres saben que tienen que recibir a sus hijos con besos y abrazos. Los líderes y los padres saben que tienen que estar física y mentalmente presentes y en su mejor estado para la gente que realmente es importante para ellos.
En resumen, la gente exitosa no permite que los Camiones de Basura absorban su día.
Prov.15:1
"La blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor."
1 Tesalonicenses 5:16
Estad siempre gozosos.
Salmos 16:11
Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.
Isaías 65:18
Más os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo alegría y gozo
refle-basura08